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Cesaba el verano,
las plazas
se vestían nuevamente
de delantales blancos,
uniformes coloridos,
gritos y corridas
de niños que
se asemejaban a
gloriosos ángeles
danzando junto a Dios.
El aire se purificaba,
en esos ratos de ocio
de cada niño, vertiendo
mieles de sus almas
vírgenes de maldad alguna.
Infancia memorable
y fugaz como el viento.
Inocencia fastuosa
vierte la niñez
amparada
o desamparada,
sueños similares,
desafiando la
perversidad
de este mundo
virulento.
© Kellypocharaquel.-
1 comentario:
Amiga Raquel; a suavidade e ternura do poema me emocionaram, gostei muito!!! Beijos em teu coração. Antonieta E. Manzieri.
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