En añicos, se devinieron mis sueños,
la realidad abofeteó mi existencia.
Abrazada a tu retrato,
detesté tu acobardamiento,
mastiqué tu fotografía
y el viento diseminó los pedazos.
Idealicé noches de lujuria en tus brazos,
besos densos y
sofocantes hasta asfixiarnos.
Contemplando las estrellas
en las arenas de Iñaitey,
diluviaron de lágrimas
mis ojos almendrados.
Desecha y enfadada
por tu indecisión,
accedí a una nueva
y frustrante maestría de amor.
© Kellypocharaquel
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